La buena ética es un buen negocio. Los auditores debido a su formación y trabajo, son expertos en el tema ético. Pero para mantener un liderazgo ético, es necesario considerar algunos principios:
No descartar ninguna información disponible, ya que puede ser relevante: Existen situaciones que requiere de algún juicio, por lo que algunos pasan por alto o devalúan información que consideran no es útil o porque su contenido va en contra de las opiniones o visión de quien la descarta. A esto se le denomina ignorancia racional.
Hechos evaluados de manera subjetiva facilitan descartar posiciones razonables: Es importante tener en cuenta que no todos piensan igual, muchos tienden a pensar que toda persona racional cree exactamente como quien evalúa o juzga y que las demás personas están equivocadas o actúan erróneamente. Para poder superar esto, es necesario tratar de encontrar puntos en común y lograr el consenso, lo que permite implementar soluciones que, si bien pueden no ser del agrado de todos, facilita las relaciones.
Es necesario el desacuerdo constructivo y la coherencia lógica para construir una comunidad ética: Una creencia equivocada es la posibilidad de prevenir la malversación financiera mediante leyes de cumplimiento. Sin embargo, las regulaciones en muchas ocasiones no han parado los escándalos financieros que fueron perpetrados por individuos y organizaciones que incumplieron las leyes existentes.
Es importante tener en cuenta que, la sobre regulación sofoca la productividad al tiempo que puede crear incertidumbre. La redacción ambigua y el lenguaje impenetrable y confuso producen zonas grises, mientras que las nuevas leyes a menudo contradicen las preexistentes. Cuanto más complicada sea la regulación, más fácil será manipular o eludir las leyes.
Las acciones éticas no solo se basan en la legalidad, también se logran a través de la aplicación de la comprensión y la empatía: Una buena relación entre las personas se logra mediante la comprensión de los puntos de vista, la empatía y actitudes de los demás mediante el impacto de palabras y acciones de una persona frente a los demás.
La ética requiere una conciencia del impacto a corto y largo plazo del comportamiento personal en la sociedad: La ética, por definición, gobierna la vasta área gris entre lo que es legal y lo que es ilegal. Pero a la vez la ética es una mentalidad, una orientación cultural, un ideal y una aspiración. La única manera de garantizar la conducta ética es establecer el idealismo ético como parte integral de la cultura personal y profesional. Si se aplica la inteligencia, se reconoce que actuar éticamente es lo mejor para todos.
No hay que elegir entre ser buenos y tener éxito: Para obtener mejores resultados no se debe tratar a las personas como productos o recursos, sino como socios. La ética permite crea confianza, la misma que promueve la lealtad, generando así la pasión que impulsa la productividad. Los empleados que se sienten parte de un equipo y se enorgullecen de su misión son empleados felices. Los empleados felices son la clave de la prosperidad, la rentabilidad y el éxito de acuerdo con prácticamente todas las métricas.
Las empresas no solo pierden dinero por la baja productividad, sino también cuando hay empleados descontentos que se retiran, ya que es necesario asumir costos de contratación, incorporación, capacitación, tasas de error de negocio más altas y pérdida general de compromiso, además del impacto en el clima laboral y la cultura de la empresa.
Una cultura de ética promueve la eficiencia, la calidad, los empleados comprometidos, los clientes leales y mayores beneficios. Cuando los líderes invierten en la creación de una cultura ética como la fuente de los buenos negocios, los beneficios de una mentalidad ética fluyen en la empresa y en la comunidad.
La ética debe ser estudiada: Gracias a la tecnología, podemos tener fácil acceso a un conjunto de autoridades morales, antiguas y modernas, que pueden orientar el comportamiento de las personas que deseen seguir su ejemplo. Si bien no se espera que resuelvan los dilemas éticos, si enseñan a las personas a enfrentarlos.
Al aplicar los principios de la ética a la vida profesional, se mejora la posibilidad de que esos mismos principios se vean en el mundo del compromiso social y político, fortaleciendo a la sociedad civil e impulsando una prosperidad cada vez mayor.
A continuación, mencionaremos algunas líneas de acción para aplicar los principios a las actitudes y comportamientos:
- Protegerse contra la ignorancia, para ello hay que evaluar la integridad de la información, buscando la información relevante, analizando y apoyando u oponiéndose a cualquier posición dependiendo del análisis efectuado.
- Evaluar el sesgo emocional. Hay que mantener conversaciones y considerar las posiciones de aquellos que tienen puntos de vista opuestos.
- Evaluar la coherencia lógica. Las opiniones deben ser entendidas, se puede dar un desacuerdo constructivo, hay que determinar si el mismo razonamiento que apoya a una situación se aplica por igual a la otra.
- Cultivar la empatía a través de la comprensión. Involucrar a adversarios ideológicos para conocer sus antecedentes, sus familias, sus intereses y sus sueños. Conocer más de ellos, independientemente de sus ideologías hace que la persona sea menos inclinada a dividir el mundo en «nosotros» y «ellos».
- Solicitar comentarios de observadores objetivos, con el objetivo de supervisar las propias respuestas, el lenguaje, estilo de habla, el propio comportamiento y disciplina ética.
- Ser una fuente de inspiración positiva. El actuar éticamente es en interés propio, sin embargo hay que tener en cuenta que cada persona debe actuar de la manera en que le gustaría que los demás actuaran hacia ella.
- Aprender de un mentor. Buscar modelos de virtud en artículos, libros, entrevistas o videos, pero especialmente cara a cara. No hay sustituto para la interacción humana con personas de calidad.
- No buscar atajos, ni justificaciones para eludir la ley. Hay que buscar la humanidad y empatía en aquellos con quienes no se está de acuerdo. Exigir la misma integridad intelectual de sí mismo, que se le exige a los demás. No hay que tratar de justificar ideas preconcebidas. Hay que tratar de descubrir la verdad.
Fuente: Auditool