LA DETECCIÓN DEL FRAUDE EN EL MUNDO INTANGIBLE DE LA CULTURA CORPORATIVA

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La labor de los auditores, es a menudo comparada con la de un detective, buscando pistas y desenmarañando misterios en un intento por prevenir y detectar el fraude. Sin embargo, en comparación a la labor de un detective tradicional, el escenario del crimen no sólo son lugares físicos, sino ambientes intangibles, como la cultura corporativa.

Para el Auditor, entender la cultura de una empresa es una tarea esencial, pero se vuelve especialmente crítica cuando se tiene en cuenta la lucha contra el fraude, ya que, una comprensión y evaluación profunda de la cultura de la empresa puede ayudarnos a identificar comportamientos o prácticas que podrían ser indicativos de fraude. Al desentrañar los matices de la cultura de la organización, los auditores pueden detectar discrepancias que pueden ser invisibles para aquellos que no están familiarizados con las sutilezas de la cultura corporativa.

Para entender mejor lo mencionado, por ejemplo, una cultura de la empresa que prioriza el logro de metas financieras a cualquier costo puede fomentar la manipulación de los números para lograr esos objetivos, en ese sentido, los empleados pueden sentirse presionados para cumplir con las metas, lo que significaría recurrir a prácticas deshonestas.

Otro indicativo de fraude puede ser una cultura de silencio, donde los empleados pueden ser conscientes de las prácticas fraudulentas, pero pueden sentirse incapaces de informar de ellas por temor a represalias.

Pueden existir culturas que parecen positivas, como las que fomentan la lealtad y la dedicación, pero pueden ocultar potenciales problemas. Por ejemplo, un empleado que nunca se toma vacaciones puede parecer un trabajador modelo. Sin embargo, este comportamiento puede ser un intento de evitar que las prácticas fraudulentas sean descubiertas durante su ausencia.

Como auditores debemos tener en cuenta que, es nuestra responsabilidad no solo entender la cultura corporativa de una organización, sino también cuestionarla, preguntándonos si las prácticas culturales de la empresa podrían estar permitiendo o enmascarando el fraude.

La cultura corporativa puede ser un espejo que refleje las prácticas éticas y honestas de una organización, o puede ser una cortina de humo que oculte comportamientos fraudulentos, por ello, como auditores, es nuestro deber ver más allá de esa cortina y asegurarnos de que la integridad y la transparencia sean la verdadera cultura de la empresa.

Por otro lado, existen aspectos que el área de Cumplimiento debe tener en cuenta respecto a este tema.

Accionar del Área de cumplimiento:

Es importante tener en cuenta que, los programas antifraude pueden fallar si la cultura empresarial permite actos indebidos al hacer negocios.

Por lo que es importante que las empresas logren implementar programas específicos que dejen el fraude al descubierto, ello mediante estrategias que promuevan la cultura de lo correcto, del compromiso con lo que se dice y del proteger el buen nombre personal y la reputación de la organización.

Es importante que las empresas se enfoquen en la cultura organizacional, enfocándose en el entorno que rige el comportamiento del empleado. Una estrategia para lograrlo pueden ser las encuestas (para obtener información), los grupos de enfoque y las entrevistas profundas, las mismas que pueden ser usadas para evaluar las fortalezas y debilidades de dicha cultura.

Otra estrategia clave que puede ayudarnos, es la capacitación consistente, en la que todos los miembros de la empresa entienden claramente lo que constituye una acción inaceptable y el porqué de la misma, así será más difícil el racionalizar la actividad fraudulenta.

Frente a lo expuesto, es importante implementar programas específicos que dejen el fraude al descubierto, con estrategias claras que promuevan la cultura de lo correcto, del compromiso con lo que se dice, de proteger el buen nombre personal y la reputación de la organización, esos son aspectos fundamentales que diferencian a una organización de otra, y a los talentos que coherentemente la proyectan.

Es relevante poder construir la cultura con personas que en sí mismas tienen mecanismos de autocontrol, viven la ética en su día a día y movilizan a otros con su ejemplo. Por lo que, la confianza dada a los empleados para que trabajen en diversos cargos bajo un ambiente de autonomía y con directrices claras sobre su comportamiento, deberá ser combinada con programas de cumplimiento para construir una cultura potente, basada en valores, donde los empleados y la gerencia son el mejor blindaje para prevenir fraudes.

Incentivos financieros que las empresas deben revisar

Es importante no sobrevalorar los incentivos financieros al considerar lo que motiva a una persona a cometer fraude, ya que, el miedo y la vergüenza al haber cometido un error pueden ser de igual importancia. De tal manera, los incentivos que motivan a la alta gerencia de la organización deben examinarse, revisando en qué medida estos están alineados con las regulaciones y con el principio de “hacer lo correcto”.

Asimismo, evaluar si los controles pueden ser útiles para identificar si los programas de ventas son demasiado agresivos y están conduciendo a un comportamiento fraudulento. Una puerta abierta o un sistema robusto de mecanismos de denuncias, puede suministrar también un sistema de alerta temprana de problemas potenciales en la organización.

 

Fuente: Auditool y Actualicese.