En mayoría de las empresas, el trabajo de la auditoría es considerado como un gasto y no como una inversión que generará valor a a la empresa. Esta visión errónea de la auditoría, hace que muchas entidades pierdan la oportunidad de aprovechar los beneficios y ventajas que les aporta el trabajo del auditor.
La auditoría debe ser considerada como una inversión para cualquier empresa auditada, ya que la misma genera confianza en los mercados; maneja de manera adecuada los datos económico-financieros, lo que le permite un mayor crecimiento, y además fortalece sus procesos y procedimientos de gestión interna.
Usualmente las empresas realizan la auditoría de sus cuentas anuales, cuando ocurre alguna circunstancia regulada, por lo que en dicho caso sería una auditoría obligatoria; o bien, porque la propia empresa decide auditar sus cuentas anuales de forma voluntaria, sin embargo, a pesar de que la auditoría sea voluntaria, suele haber alguna razón que esté “obligando” a la empresa a contratar los servicios de auditoría, fundamentalmente para poder acudir con mayores garantías a una financiación, vía subvenciones o con entidades de crédito; o porque los socios / propietarios lo soliciten.
Muchas empresas solicitan el trabajo de auditoría de cuentas anuales, viéndolos como una obligación y al mismo tiempo como un mal necesario y un trámite que hay que pasar, sin considerar el gran valor que genera tanto para las empresas auditadas como para el resto de grupos de interés que mantienen algún tipo de relación económica financiera con la misma. Este carácter obligatorio, ha provocado de alguna manera, que el trabajo de auditoría sea considerado un gasto para la empresa más que una inversión.
Sin embargo, hay que resaltar que la relevancia de la auditoría es indiscutible, ya que el buen funcionamiento del sistema financiero se sustenta, en gran medida en la confianza depositada en la información financiera que elaboran las compañías, ya que de su fiabilidad y transparencia depende que los gestores puedan tomar decisiones de forma ágil y eficaz, tanto de inversión como de financiación o endeudamiento.
La calidad en los informes de auditoría es un pilar básico para garantizar la credibilidad de los mercados, es algo fundamental y más aún necesaria en tiempos de profunda crisis económica. El informe de auditoría es el producto final de un trabajo, en el que se emite una opinión sobre la veracidad de las cuentas anuales y si están libres de errores de incorrección material; pero la metodología de trabajo utilizada en base a los riesgos de la empresa auditada, tanto de negocio como de control interno, permite al auditor obtener un conocimiento profundo del negocio, así como de sus procesos y procedimientos implementados para alcanzar sus metas.
El informe de auditoría, le permite al auditor transmitir conocimiento de esta manera aportar valor agregado a la auditoría, con propuestas de mejora y eficiencia de los procesos, que muchas veces se corrigen en el transcurso del desarrollo del trabajo.
Los directivos de cualquier empresa deben asegurarse de que su contabilidad refleje la imagen fiel, porque la gran ventaja que aporta una auditoría de cuentas es la confianza que genera en el sistema financiero; con ello, la empresa verá rentabilizado el coste de los honorarios del auditor en el corto – medio plazo; porque más allá de la obligación de realizar una auditoría de cuentas anuales, ésta en la de ofrecer un gran valor para las empresas auditadas: mejorando la relación con entidades financieras, clientes o proveedores; así como en su organización y gestión interna.
Fuente: Legalnet y Auditest